martes, 28 de julio de 2009

A un mes de tu muerte.


La vida a veces nos remece. Sin duda quienes habíamos creído que nuestros caminos transitarían en forma tranquila y natural hasta la vejez, abruptamente nos vemos obligados a tomar otro rumbo. Irónicamente, la muerte es lo único cierto en la vida, y la partida de nuestro querido Mario nos ha dejado una espina clavada en el alma. Pero así como encontramos el dolor cara a cara, hemos encontrado verdades que quizás no veíamos pese a situarse ante nosotros: La verdad del Amor; La verdad en lo trascendental que es estar y permanecer unidos; En querernos, pero no sólo de pensamiento sino también de palabra y de actos. Hoy más que nunca es necesario que todos los que acá estamos nos digamos a la cara el amor o afecto que sentimos mutuamente, y eso nos ayudará a dejar esta sombra tras de nosotros y alumbrarnos con la luz que cada uno lleva.

Mario fue un gran hombre. Nació dentro de una familia maravillosa, que no solo se ha contentado con el traer hijos hermosos al mundo y educarlos para el Bien, sino además de hacer suyos a otros niños en el sublime acto de amor de la adopción. En el colegio San Ignacio todos lo recordarán como un alumno destacado, perfeccionista, y pleno de fe en Dios. Cosa similar ocurrió en su paso por la Universidad Católica. Se destacó así mismo por su profunda inteligencia, el pacifismo de su espíritu, y su inagotable alegría de vivir. Estas cualidades lo llevaron de adulto, a ser un verdadero ejemplo para la sociedad. Buscó la forma más ingeniosa de darle un mejor vivir a los despojados, explorando hasta el límite las posibilidades de una vivienda social, trabajando en Un techo para Chile, o simplemente divulgando su mensaje de amor en todos nosotros quienes tuvieron la oportunidad de cruzarse en su camino. Mario fue un hombre que buscó la verdad a toda costa, y lo cierto es que a veces la verdad duele, y mucho, pero no por eso él desistió de ella, y con su ejemplo de bondad nos enseñó a entregar nuestra vida por los otros. Y el sentido de esta frase quizás no lo comprenderíamos sin su muerte, pues ésta ha revitalizado en todos nosotros el verdadero camino en la vida, que es vivir por y para los demás.

Nos espera una larga senda, y en la que algunos, como ya lo han hecho, pondrán todos sus esfuerzos y recursos enfocados en la impunidad y en el resguardo de bajos intereses. Platón nos dijo que no hay hombre más desdichado que aquel que comete un delito impunemente, y en tal sentido, confiamos plenamente en el actuar de nuestras instituciones democráticas. Nos ha costado mucho como sociedad el jactarnos de ser un Estado de Derecho, y no podemos permitirnos dilapidar esa condición mediante la impunidad de crímenes viles. Es ahora cuando realmente se ponen nuestros principios y discursos a prueba. Cuando es David contra Goliat, cuando se confronta la realidad con el encubrimiento, la verdad con la mentira. Por eso hacemos un llamado a todos quienes les cabe responsabilidad en este penoso hecho, sea por contarse dentro de quienes tratan de aclarar lo ocurrido, como dentro de quienes tratan de ocultarlo, para que reflexionen en conciencia sobre las implicancias de su actuar, no tanto para los otros sino para sí mismos, y actúen conforme la vida misma nos exige. Sabemos que hay quienes seguramente no comprenderán esto, y con respecto a ellos, ya los hemos perdonado, pues el perdón es el mínimo acto de dignidad humana, pero por el natural equilibrio de las cosas, si su pena y expiación no llegan en esta vida, vendrán de Dios mismo, y sobre todo de la suciedad de su conciencia.

Querido Toño, nos diste tanto que tu partida nos quitó todo. Pero debes saber que nosotros honraremos tu memoria y figura como se merece un grande como tú, y no descansaremos hasta inundar con la herencia de tu bondad y alegría cada uno de los caminos por los que transitemos, hasta que nos reunamos contigo en algún lugar, en algún momento, pero mientras tanto, seguiremos más vivos que nunca, y serás tú nuestra luz en cada amanecer pero también en el ocaso. Pues fuiste nuestro, y nosotros tuyos.


Tu familia y amigos.